La victoria en la Supercopa no frena el ambicioso proyecto del VRAC Quesos Entrepinares, que asume que se presenta una temporada igualada y muy competida, visto el incremento de nivel en las diferentes plantillas de la División de Honor. Tras hacerse con el primer título, el Quesos optará a otros tres: Copa Ibérica, Copa del Rey y Liga. Del primero y el último, cabe recordar, el VRAC es el vigente campeón.

Con este escenario, el VRAC quiere afrontar con plenas garantías las tres competiciones y ha decidido reforzar su delantera con el fichaje de Tukiterangi Raimona, neozelandés que presenta un currículum de máximo nivel que le ha llevado, incluso, a vestir la camiseta de los All Blacks en diferentes categorías inferiores.

De 186 centímetros y 113 kilos, Raimona destaca por su corpulencia. No pasó desapercibido este domingo en Pepe Rojo, donde disfrutó de la victoria quesera tras haber aterrizado en España el pasado sábado. Tuki puede actuar de 1 y también de talonador (2).

Rugby Southland ha sido uno de los clubes que más ha marcado su carrera. Con el equipo del extremo sur de Nueva Zelanda completó su formación y debutó en ITM en 2011, año en el que también compitió con Highlanders y Marist Invercargill. En 2012 y 2013 repitió con Southland y Highlanders, pero 2012 fue un año especialmente importante para Tuki Raimona, ya que disputó el mundial junior en Sudáfrica con los All Blacks. 2014 y 2015, debido a sendas operaciones de pelvis y mandíbula, supusieron un punto de inflexión en su carrera. Los problemas físicos se sumaron a una complicada situación personal que le tuvieron sin competir hasta mediados de 2015, cuando llegó a Manawatu para disputar de nuevo ITM, con los cuales repitió en 2016 y 2017, años en los que también formó parte de Hurricanes Super Rugby y New Zealand Marist.

Pese a que Manawatu renovó su contrato para 2018,  Raimona tuvo que cumplir una sanción de varios meses por posesión, en 2015, de medicamentos no autorizados para la práctica deportiva. Tuki Raimona entiende que en ese momento no estaba en activo debido a las citadas lesiones y que incluso se llegó a plantear su retirada por los severos dolores que sufría, pero los comités creen que sí le pudieron ayudar a recuperarse de las mismas. No obstante, el propio comité reconoció que se trataba de una infracción «no intencional». El VRAC, conocedor de estas circunstancias y una vez cumplida la sanción en su totalidad, ha decidido abrirle sus puertas y con ello permitirle volver al mundo del rugby, ya que entre los valores de nuestro deporte está también el de ofrecer una segunda oportunidad.