Los hermanos Álex y Danik llegaron a Valladolid hace más de un mes junto a parte de su familia huyendo de la guerra en Ucrania y han encontrado en el VRAC y en el rugby una forma de hacer deporte, amigos e integrarse en Valladolid, donde estarán hasta que puedan regresar a su casa.
Allí, concretamente en Odesa, una de las ciudades bombardeadas, se ha quedado su padre. Este pasado miércoles ambos niños, de 14 y 9 años, entrenaron con las categorías base del VRAC y se iniciaron en un deporte y en un club que les ha recibido con los brazos abiertos.
Inicialmente fue su madre la que acudió a Pepe Rojo junto a Lucía Garrote, madre de canteranos, a ver un partido del primer equipo del Quesos. Le acompañaba otra familia con dos hijas, Arina y Anna, a las que les apasionó el ambiente y el juego. Ellas todavía no se han animado a probar, pero sí les trasladaron a Álex y Danik que tenían que acercarse a Pepe Rojo y conocer más de cerca el rugby.
Poco a poco, las dos familias intentan rehacer su vida y volver, aunque sea difícil, a tener un día a día normal. Y ahí el deporte y los amigos juegan un papel importante. Tanto entrenadores como padres y, especialmente los niños de la cantera, se han volcado con Álex y Danik para hacerles sentir a gusto.
Ignacio Llorente, Director de la Fundación Escuelas de Rugby VRAC y uno de los entrenadores que estuvo con los jóvenes ucranianos, destacó la experiencia que supuso para todos la experiencia: «La acogida fue inmediata, en el segundo uno ya estaba integrado. Los jugadores del VRAC tenían constancia plena de la situación en Ucrania y de lo que están pasando estos niños, que al fin y al cabo tienen la misma edad que ellos. Le explicaban todas las jugadas y hasta compartieron palabras en ucraniano para ir dándole indicaciones durante el entrenamiento«.
De alguna forma, es también para todos una lección de vida, una más de las que ofrecen el rugby y el VRAC.