No obstante, no fue un partido fácil. No fue coser y cantar, como dirían los italianos, a pesar de que a los veinte minutos de juego el cuadro azulón ya imponía su superioridad con un tanteo de 22-5. Una ventaja que al descanso era de 27-10.
Tras el tiempo de asueto, el equipo notó el cansancio exhibiéndo un juego espeso y plagado de errores. Sin embargo, mantuvo el tipo en defensa para dejar el marcador final en el 27-15 que selló la temporada perfecta de los hombres de Gañán.