Alto, guapo, rubio y atlético. Podría ser el príncipe protagonista de un cuento o el actor de una serie de moda pero es un chico normal, un estudiante de Derecho que vive lejos de su familia y se dedica al rugby al más alto nivel. Para nosotros siempre ha sido Martín Alonso y ahora hemos descubierto gracias a los comentaristas deportivos de las televisiones francesas que realmente es Martín Alonso-Muñoz (a pesar de que ellos lo pronuncian “Munoz”, con n, sin prestar atención a la virgulilla que va encima y conforma nuestra españolísima Ñ).

Cuando llega a su casa en Valladolid se convierte simplemente en Martín, ese espigado chaval que comenzó a jugar en el VRAC junto a su hermano Alejandro. Ahora, el primogénito Alex se ha convertido en “El Mago del Quesos” y Martín vuela alto, muy alto, lejos de su querido “bro”. Su carrera ha sido meteórica. Tras pasar por la escuela de rugby del VRAC formó parte de todas las categorías inferiores de la selección española, fue convocado por la selección de Seven para disputar las Series Mundiales de Los Ángeles y Vancouver, pero además atesora una valiosa “cap” frente a Georgia con el XV de León. Martín es el futuro del rugby nacional, una de las grandes esperanzas de los aficionados españoles que quieren verle sumar muchas internacionalidades con el “León sobre el oval” en el pecho.

La experiencia francesa comenzó en Clermont-Ferrand donde asentó su juego en el equipo juvenil del prestigioso club ASM Clermont Auvergne y sentó las bases para conocer de primera mano cómo es vivir lejos de su hogar, estudiar y jugar con gran exigencia. De ahí pasó a La Rochelle, una bella localidad al borde del Atlántico a medio camino entre el País Vasco francés y la punta de Bretaña. Su nuevo club es el Stade Rochelais cuyo equipo profesional ocupa ahora mismo el primer puesto de la clasificación provisional en el TOP14. Martín, a pesar de no disfrutar aún de un contrato profesional, ya ha disputado cuatro partidos en esta liga (dos de ellos como titular) ha anotado su primer ensayo y espera seguir aprendiendo, mejorando y ayudando a sus compañeros de club entre los que se encuentran internacionales franceses, argentinos, fiyianos, neozelandeses y sudafricanos.

¡Ojalá todo ese esfuerzo le sirva para firmar pronto ese ansiado contrato “pro”! Quién sabe si en un futuro lejano sus últimos partidos de rugby los disputará con el VRAC al lado de sus amigos y compañeros de la generación del 99. Sin duda, nuestro protagonista no olvida sus orígenes. ¡Fíjate qué curioso, @martin­­_vrac_99 es el nombre de su cuenta en la red social Twitter!

 

¿Cómo es un día tipo en La Rochelle, entrenas, estudias, haces vida con los compañeros?

Aquí en La Rochelle trabajamos todos los días excepto el post-partido. Comenzamos la semana con un entrenamiento algo más “light” y sesión de gimnasio. El resto de “entrenos” son al cien por cien. Por la mañana celebramos una reunión conjunta todo el equipo para después entrenar separados delanteros/tres cuartos y completar más trabajo físico en el gimnasio. Esa misma tarde hay otra reunión y posteriormente nos ejercitamos colectivamente. En total suelen ser unas dos horas y media de campo, una hora de gimnasio y el tiempo empleado en las dos reuniones.

La sesión del viernes se compone de otra reunión, gimnasio y entrenamiento colectivo, para finalizar con ejercicios de los tres cuartos. Un total aproximado de hora y media de práctica. El día antes del partido nos juntamos para el tradicional “Captain’s Run” y hacemos una serie de juegos para entretenernos un poco. Los domingos disputamos el partido.

Como en el primer día de la semana el ejercicio es ligero y acaba pronto, puedo aprovechar para estudiar por la tarde. Ten en cuenta que aquí comemos antes que en España y habitualmente hemos acabado sobre las 14:00. El resto de días terminamos los entrenamientos después de las 17:00 y tenemos menos tiempo libre para dedicarlo a los estudios.

Vivo en la Residencia del Club con los “Espoirs” (los jugadores jóvenes del equipo) en unos apartamentos dentro de un mismo edificio. La vida con mis compañeros es muy tranquila, son chicos normales, muy sencillos y nos llevamos estupendamente. El mayor problema ahora (imagino que como en España) es la situación de confinamiento provocada por el COVID que no nos permite salir normalmente y nos reunimos los más jóvenes para hacer vida juntos.

 

¿Puedes compaginar fácilmente tus estudios con la dura exigencia de un equipo profesional?

Es muy complicado. Yo acabé mi carrera de Comercio Internacional (aquí las carreras duran tres cursos) y este año me he matriculado en Derecho, pero lo estoy llevando peor porque está menos adaptada a un deportista de alto nivel. Cuando cursaba Comercio en La Rochelle las clases eran presenciales, aunque también teníamos lecciones particulares y nos ayudaban bastante.

La carrera de Derecho es “online”, pertenece a una Universidad de París, y me está resultando más difícil seguir las clases a pesar de la flexibilidad de un curso no presencial. La exigencia es muy alta y tengo la sensación de que siempre voy un poco por detrás del temario. Trato de no retrasarme mucho para poder hacer buenos exámenes y lograr acabar la carrera que es lo importante.

 

¿Qué siente un joven vallisoletano cuando se ve rodeado de estrellas del rugby internacional en los entrenamientos y partidos?

Me cuesta responder esta pregunta. Reconozco que la primera vez que ves a estos jugadores te choca tenerlos tan cerca, pero enseguida hablas con ellos y te das cuenta que son gente normal. El impacto es mucho más grande desde un punto de vista rugbístico que personal porque la calidad que tienen como jugadores es asombrosa,  pero no soy capaz de describir esa sensación por la que me preguntas.

 

¿Quiénes fueron tus compañeros de generación en el VRAC, mantienes algún contacto con ellos?

Tengo un montón de compañeros de generación como Álvaro Pírez, Carlos Valentín-Gamazo, Ignacio Guerra, Luís Díaz-Pinedo, Kili, Alin, ¡creo que se me olvida alguno! Estos son de mi generación de 1999, sigo en contacto y suelo hablar bastante con ellos, pero además también tengo contacto con los de 1998 y los de 2000.

 

¿Sigues al VRAC desde la distancia, ves los partidos, revisas la clasificación?

Sí, suelo seguir los partidos del VRAC siempre que yo no esté jugando. Me gusta verlos y sobre todo apoyar al equipo. Cuando estoy en Valladolid también voy a ver los partidos a Pepe Rojo. Para mí es muy importante seguir conectado de alguna manera al VRAC porque soy un aficionado más que ve los partidos como el resto, ya sea en directo, por televisión o en el ordenador.

 

¿Qué consejos darías a un joven canterano “Quesero” si tuviese ilusión por jugar en Francia como tú, al más alto nivel?

Es difícil dar consejos a alguien, se trata de algo muy personal y no me atrevo a aconsejar pero simplemente destacaría que si de verdad tienen ilusión por llegar al máximo nivel rugbístico que se esfuercen al máximo y que confíen en ellos mismos.

 

Ya has debutado con la selección nacional española ¿esperas que el seleccionador Santiago Santos cuente contigo de forma asidua en un futuro próximo?

Siempre me ha gustado mucho jugar con la selección española, eso no es ningún secreto. Por eso me encantaría poder asistir a las concentraciones siempre que el calendario me lo permita. Si mi entrenador en Stade Rochelais lo considera, seguiré acudiendo a la selección si recibo la llamada y por supuesto representaré a España al más alto nivel. Ahora mismo sigue siendo un sueño para mí.

Martín, muchísimas gracias por dedicarnos parte de tu escaso tiempo libre, desde el VRAC te deseamos todo lo mejor en tu exitosa carrera.

Bon chance et à bientôt! FORCE ET HONNEUR!