Agua, barro, tacos de aluminio largos, imprecisiones y por fin una victoria en uno de los campos más difíciles que existen en el panorama nacional, ese campo es Urbieta. Campo donde no habíamos ganado en partido oficial desde hace muchas temporadas, aunque nosotros creíamos que nunca, pero Haru Nakayama nos informó de una victoria hace ya bastantes lustros.
La contundente victoria ante Ordicia nos subió mucho el ánimo de cara a la recta final de la temporada, donde nos jugamos los dos títulos más importantes y necesitamos de todos nuestros efectivos para conseguirlos. Por ello esperamos recuperar compañeros y no perder más por el camino. Ese triunfo provocó una semana tranquila y con bastante alegría por parte de todo el grupo, después de la tensión vivida con la derrota en Cataluña.
El martes trabajamos el aspecto técnico individual, con ejercicios de pase unidos a ejercicios de recuperación regenerativa tras el partido. Al día siguiente, el entrenamiento se dividía en dos fases: la primera separados delanteros y tres cuartos, para realizar tareas específicas como melé, touches o técnica de patada para los "backs"; y una segunda parte con contacto real. Para acabar el jueves, cuando el cuerpo técnico nos informa de la convocatoria y del quince inicial, con el entrenamiento pre-partido.
Sabíamos que el campo iba a estar mal después de ver un vídeo realizado el martes por el entrenador del equipo vizcaíno, que colgó en una red social y lo visualizamos. Por ello, todos los convocados cogimos nuestras botas con tacos de aluminio, las dos primeras líneas con los más largos posibles, y los tres cuartos sacándolas del armario y guardando los tacos de goma. Lo cierto fue que no llovió durante el partido y el día anterior tampoco, pero se comentaba que habían regado el campo horas antes del partido y por eso había zonas con unos charcos considerables, donde se hundía la bota entera. Aún así y ante nuestra falta de costumbre de jugar en este tipo de terrenos, nos concienciamos y sabíamos que sería un partido de pocos puntos, donde el rugby se convierte en un deporte sin florituras y en el que gana el que menos errores comete y más sencillo juega.
El inicio fue muy bueno, con un ensayo de Álvaro Abril que hacia creer fácil la victoria, pero nada más lejos de la realidad, el rival nunca da por perdido un partido y menos en su campo, por eso el resultado fue de 12-13 con un fallo de su pateador a dos minutos para el final.
La alegría al finalizar el choque, conjunta con los aficionados queseros que se desplazaron hasta Gernika, fue alucinante por conseguir ganar en ese feudo que durante tantas temporadas se había resistido. Además Cisneros ganaba pero sin conseguir el bonus, así que nuestra renta de 11 puntos seguía intacta a falta de 15 puntos por jugarse (aunque es cierto que Bathco, que también está a 11 puntos, tiene un partido menos). Por lo que el viaje de vuelta fue una fiesta con cánticos y risas, aún el tocado Kalo Gavidi, con la rodilla inflamada, tenía cara de satisfacción por el trabajo bien hecho.
Como mejores del partido voy a citar a dos jóvenes jugadores pero con experiencia ya en División de Honor, que son Álvaro Abril por su dominio en las touch, su rapidez en ataque y su ensayo. Y a Álvaro Ferrández (Fleky), porque su entrada al campo por el lesionado Rodrigo López ( lesión sin gravedad) dio un aire fresco al equipo y realizó varios placajes de mérito. Aunque hay que reconocer que todo el equipo jugó un partido serio.
El próximo domingo jugamos contra Bathco Santander en Pepe Rojo, es nuestro rival dentro de menos de un mes en la final de copa, por lo que tenemos que dar un ejemplo de lo que va a pasar en ese partido. Os esperamos, juntos podemos.