En un marco inigualable como es el AC Santa Ana, el VRAC presentó a los vallisoletanos la final de la Copa del Rey que el próximo domingo le medirá al Independiente Bathco de Santander en La Balastera de Palencia.

"Para el VRAC es un reto más de esta temporada en la que vamos logrando objetivos y cosechando éxitos", apuntó el vicepresidente José María Valentín-Gamazo. "Más que una espinita es una estaca que tenemos clavada", aseveró. Y sobre la afluencia, el club "espera llegar a las 1300-1400 entradas vendidas en Valladolid". El directivo tiene claro que "la Copa es atractiva. Es un hándicap que se juegue fuera de Valladolid aunque Palencia esté cerca. Somos cautos con las cifras. Las previsiones iniciales se han superado y se espera un repunte estos últimos días".

Diego Merino se refirió a su parcela, la deportiva, analizando las posibles novedades que su equipo presentará el domingo, con previsión de que varios jugadores vuelvan a jugar tras superar su respectivas lesiones. El entrenador quesero tiene claro que "se trabaja todo el año para llegar a este momento en óptimas condiciones" y asume la etiqueta de favorito, pero no es algo que él diga. "El exceso de confianza es perjudicial para una final, a la que llegan los dos mejores y ambos tienen opciones". Merino tiene la esperanza de que haya un "arreón final en la venta de entradas". Sobre el hecho de jugar en La Balastera, el entrenador del VRAC sabe que el campo palentino "no es Pepe Rojo ni San Román pero nosotros ya lo conocemos". Por último, tiene claro que no habrá cambio de sistema: "Habiendo funcionado bien toda la temporada, en una semana es imposible. Los jugadores no lo asumirían".