Cuenta con una treintena de empleados que trabajan en su nave del polígono industrial San Cristobal, donde fabrican mecanizados y piezas únicas para empresas como Renault, Grob y, recientemente, un coloso como General Motors, entre otras.
"Desde hace cinco años nos estamos dedicando sobre todo a la exportación. En este sector la crisis empezó antes y actualmente el mercado nacional está muy parado. Nosotros, después de un ERE, nos decidimos a salir al extranjero y ahora comerciamos con Francia, Dinamarca, Chile, China, Inglaterra y Alemania. Actualmente, el 50 por ciento de nuestra facturación corresponde a exportaciones", detalla Díaz, quien aclara que este camino recorrido no ha sido coser y cantar.
La juventud de la gente que dirige Industrias Ríos apostó por luchar cuando peor pintaba. Estrujaron sus "cocos" y se lanzaron a invertir en la exportación con "mucho sacrificio, muchas horas y muchos quebraderos de cabeza", desliza.
"Al final ha dado resultado. Estamos ampliando plantilla y nuestro objetivo es facturar un millón de euros más (en el 2012 facturaron 3,5 millones de euros) este año y abrirnos a otros mercados, llegar a todos los países a los que podamos. Es la forma de ir creciendo, diversificar y mejorar", añade Díaz, quien también concreta los valores añadidos que, en su opinión, han auspiciado que los clientes les guarden una férrea fidelidad.
"La calidad, la experiencia y el buen hacer de un equipo que lleva muchos años en el sector y que ha sido formado para dar la mejor calidad y servicio. También nos diferencia la reactividad a medida del cliente. Si se para la línea, atendemos enseguida ya sea de día, de noche o nochebuena. A muchos los hemos ganado por eso", subraya Borja Díaz.
Compromiso innegociable que ha contribuido a su éxito y a haber regateado la crisis con soltura. Una situación económica que, en su opinión, se atajaba invirtiendo más en las pequeñas y medianas empresas y con más financiación para estas, dado que, dice, "son las que sustentan el país".
Sea como fuere, desde este año, Industrias Ríos ayuda a que la actividad del VRAC Quesos Entrepinares se mantenga con su patrocinio que, en otros tiempos, también tocó al fútbol y al balonmano. "Principalmente con los chavales. No concibo que no haya dinero para que los niños hagan deporte", espeta.
Y es que Borja Díaz jugó al rugby en el San Agustín, en el Minotauro y en el CDU y le une un vínculo de amistad con varios de los componentes de la familia del VRAC Quesos Entrepinares. "Siempre me ha gustado ir al campo a ver rugby pero últimamente siempre que lo hago me entra el gusanillo, juego un partido y acabo lesionado", apunta antes de señalar que el rugby es un deporte que forja" grandes personas y trabajadores".
De hecho resalta valores tales como la amistad, el apoyo, el compromiso, la firmeza, el compartir los momentos buenos y malos, el compañerismo… Virtud, esta última, que le gusta que en Industrias Ríos se siga a rajatabla.
"En Industrias Ríos todos somos un equipo. Si cojea uno, el otro se encarga de taponarlo. El ambiente es familiar y nos conocemos todos. Los jefes no somos superiores a los empleados. Sabemos que nosotros somos necesarios para ellos y ellos necesarios para nosotros", sentencia Borja Díaz, quien, sin quererlo, nos detalla otra de las claves de su éxito.