De camino se encontraron con la lluvia y el granizo, pero eso no minó sus ansias de jugar y entrenarse en las magníficas instalaciones de Matallana, un equipamiento de educación ambiental al servicio de la comunidad escolar y, por extensión, a toda la población ofreciendo a todos sus visitantes un equipamiento en el que pueden valorar y reconocer la riqueza medioambiental de su entorno próximo.
Llegaron sobre las 16,00 horas e ipso facto los jugadores fueron distribuidos en habitaciones de 6 o 7 personas. Una vez acomodados se fueron a jugar y entrenarse. Tras la original sesión, cenaron de forma increíble, tuvieron algunos juegos y vieron una película antes de irse a dormir, aunque a algunos les costó más que a otros.
Ya el domingo, y después de un copioso desayuno, los jóvenes jugadores del VRAC volvieron a ejercitarse y visitaron las instalaciones que ofrece Matallana, entre ellas los restos del importante monasterio cisterciense de Santa María de Matallana.
Una excursión quesera que a buen seguro ha servido para que los integrantes del equipo jabato robustezcan su amistad. Algo que ha sido posible gracias a todos los empleados de las instalaciones de Matallana, y en especial a Rosi y Javier, quienes hicieron sentir a la expedición como en casa.