Y es que Alberto Pastor siempre lo ha tenido más que claro, diáfano. La hostelería es un sector en el que todo o casi todo está inventado, de ahí que haga falta ofrecer algo novedoso y original para fidelizar a la clientela, máxime con la proliferación de los locales de ocio y la galopante crisis que asola el país.

El Urban Café está situado en Arroyo de la Encomienda, en la calle Pedro de Valdibia desde hace algo más de seis años. Allí se ha constituido como un "gastro-bar" en el que se oferta cocina de autor en miniatura. "Ofrecemos a los clientes la degustación de cocina elaborada a un preció asequible y sin que se tenga que ir a un restaurante para probar este tipo de platos. Por diez euros por persona se come", puntualiza Alberto Pastor, que destaca, sobre todo, su tortilla de patata, conocida y reconocida.

Un establecimiento que, sin lugar a duda, "marca la diferencia" en la zona pero en el momento de esta entrevista nos encontramos en su otro local, el Brook Steakburguer, ubicado en la calle Industria de La Flecha.

No se ven mesas libres y se atisba dinamismo en la cocina. No les queda otra pues veinte jugadores del VRAC Quesos Entrepinares esperan hambrientos su comida después de un duro entrenamiento.

La decoración llama la atención desde el primer momento. Está ambientada en los típicos locales de comida americana de los años cincuenta y no faltan las guitarras eléctricas y la máquina de pinchar discos, lo que provoca que uno se sienta el protagonista de American Grafitti mientras espera una suculenta hamburguesa o una ración de aros de cebolla.

Un restaurante en el que Alberto Pastor plasmó su idea para competir con las grandes franquicias. No es otra que ofertar hamburguesas y productos "made in America" con ingredientes de primerísima calidad y recetas propias como las de las patatas o los aros de cebollas. No en vano, no sólo la calidad importa. También la cantidad, puesto que es más que improbable que alguien abandone el Brook Steakburguer sin estar saciado.

La carta contempla hamburguesas de todo tipo y de hasta medio kilo de carne, pero el récord lo ostenta Álvaro Abril, jugador del VRAC que fulminó una con 750 gramos de carne. Hazaña mayúscula que le coloca en el salón de la fama del Brook Steakburguer, un restaurante que, según Alberto Pastor, mantiene sus propias "señas de identidad".

Mismamente, lo que él quería desde el principio. "Tomas como ejemplo otros negocios y te dejas asesorar por profesionales, pero desde el principio tenía claro que tenía que dotar mi personalidad. También ofrecer a los clientes un trato de tú a tú para que se sientan como en casa. Lo estamos consiguiendo", explica Pastor, quien se enorgullece al aseverar que "está funcionando bien".

No obstante, reconoce que no puede pararse, anquilosarse en el trabajo ya realizado, sino debe fomentar la innovación continua para "marcar la diferencia" y ofrecer "más calidad por el mismo precio". "Es una lucha diaria conseguir que tu negocio se mantenga a flote y hablen bien de ti. Lo más importante es que se hable bien de ti ya que la promoción más fuerte es el boca a boca", apunta Alberto Pastor, quien da trabajo a unas quince personas entre fijos y extras.

Empleados a los que reúne y alecciona como un entrenador de rugby empecinado en fomentar la solidaridad y el compañerismo. "Intento hacerles ver que tienen que disfrutar y aprender día a día", asegura Alberto Pastor, quien no desdeña, más bien se sirve del poder de las redes sociales para dar a conocer sus negocios. "Invitamos a treinta personas por twitter al lanzamiento de una nueva hamburguesa, recibiéndoles entre aplausos", rememora.

Ejemplo de una iniciativa que hila con la constante innovación que mencionaba antes y que le lleva, junto con la gestión de ambos locales, a estar las veinticuatro horas del día pendiente de los mismos, si no es "in situ", con el teléfono móvil. Eso sí, su momento de desconexión lo halla en las horas de entrenamiento y partido.

Bendita limpieza que valora de forma muy positiva, aunque no es el motivo que le lleve aportar parte de sus beneficios al VRAC Quesos Entrepinares. "Lo hago de corazón, por ayudar y porque me hace ilusión que los chavales lleven en la camiseta el nombre de mis negocios", señala antes de concluir con sus próximos objetivos o anhelos, los cuales no son otros que convertir Brook Steakburguer en una franquicia. "Es complicado", sentencia.