Emoción o el "copón bendito", expresa en un arranque castizo Urullo. Todavía no se cree que, en el año en el que ha asumido la capitanía, responsabilidad sacra dentro del deporte del balón oval, haya sido él el que haya recibido la Copa de Campeones. Privilegio litúrgico. EMOCIÓN desatada.
"Hace quince años jugaba con gente que para mi eran ídolos (Mahamud, Hermosilla, Calle…) y ya el hecho de jugar con esa gente era un honor. Ahora, te ves liderando el equipo y, dentro de esta tremenda alegría, añoras a toda esa gente con la que gané hace once años la última liga cuando era un chaval", indica Urullo cuando es preguntado de qué se acordó en los instantes previos a recibir la copa.
Rememoró la época en la que el debut en División de Honor y engordar las filas del VRAC Quesos Entrepinares junto a sus "ídolos" era "lo más". Un brillo en los ojos que no detecta en los jóvenes en la misma medida el jugador en activo que ha estado presente en todos los títulos del club.
"Siempre he tenido un papel muy discreto. Este año me ha tocado la responsabilidad de ejercer de capitán y la verdad que jamás lo pensé, pero yo no soy leyenda. Para mí, leyenda es Calle", asegura Urullo. De un zarpazo, se carga el titular y la idea preconcebida antes de la entrevista. Error… Ya no vale apoyarse en el título de la película de Will Smith.
Pero volviendo a la final de hace un mes, Urullo recuerda la tensión y los nervios en los días previos pese a la gran cantidad de partidos importantes que ha jugado a sus 34 años. "Subía hacia el campo con mi novia y se mascaba la tensión. Nos metimos todos mucha presión y era nuestra obligación ganar. Creo que la Liga la ganamos en Ordizia, pero teníamos mucho que perder, porque casi vendimos la piel del oso antes de cazarlo y pudo habernos salido un partido malo y haber perdido. Al final, ganamos y sentimos una gran satisfacción por acabar el trabajo realizado con éxito", apunta.
Y es que el año no fue un camino de rosas. "Al principio sufrimos derrotas dolorosas. Santboi no cedía y nos llegó a sacar ocho puntos, lo que, unido a la eliminación de Copa, fue duro. El objetivo era quedar segundos pero seguimos luchando y, al final, acabamos primeros la Liga regular. Entonces creo que ganamos la Liga", manifiesta Urullo, quien, además, lamenta la decisión de no jugar en Europa el próximo año.
"Es un palo. He vivido la experiencia y es muy dura, porque cuanto todos los equipos descansan, a ti te toca jugar. Sin embargo, es muy bonito ver en el cinco naciones a jugadores contra los que te has enfrentado, pero la junta directiva ha tomado esta decisión en un acto de responsabilidad", asevera el capitán, el comandante de un equipo que ya piensa en el año que viene después de un "intenso" mes de agasajos y reconocimientos. "No hay excusa para no volver a ganar la Liga", sentencia Manuel Sevillano "Urullo", un líder al que le queda "cuerda para rato".