"Nos dedicamos a la venta al por mayor y a nivel nacional de flores y árboles desde hace 30 años. Tenemos viveros en Valladolid, Salamanca y Badajoz", nos explica su alma máter y propietario, Jesús Gutiérrez, quien empezó la actividad, junto a su mujer, en el año 1978.

Por aquel entonces, emigraron de Barcelona a Salamanca, provincia que recorría con su esposa por los diferentes mercadillos para vender sus plantas y árboles. Inicio de Viveros Gutiérrez, empresa que hoy en día cuenta con unos cuarenta empleados y que ha ido creciendo, según relata, "poco a poco y en base a mucho esfuerzo".

"Ahora estamos como el país, en la ruina. Tenemos muchos impagados, clientes que entran en concurso de acreedores y la gente que antes se hacía un jardín ahora no tiene para comer. Las empresas de la construcción nos han dejado colgados y también trabajábamos con obra pública, que ha disminuido un ochenta por ciento", esgrime Jesús Gutiérrez, quien detalla que, ante este panorama por tierras castellanas, debieron expandir su cartera de clientes al País Vasco y Madrid, donde hallan menos dificultades para facturar.

Lo que no es óbice para que el sacrificio siga siendo tremendo y que les cueste mantener su actividad, algo que consiguen a varios valores añadidos que les diferencian del resto de empresas del sector y que ayudan a que todavía no hayan "cerrado", desliza Jesús Gutiérrez.

"Iniciamos nuestro producto a partir de la semilla y el esqueje y hacemos todo el servicio. Tenemos plantas de 5 o 6 años y árboles que van desde los 5 hasta los 15. Hacemos toda la producción y la venta. Si fuésemos compradores y luego vendedores ya habríamos cerrado", espeta Gutiérrez, quien desprende que otro factor que les diferencia de la competencia es que su servicio de reparto es gratuito, lo cual no resta agilidad.

Su tono denota el hartazgo por la situación, por la crisis endémica que sufre un país lleno de "vagos y maleantes", opina, y en el que hay que "trabajar, trabajar y trabajar" para remontar el vuelo. "Es lo que nos diferencia con los alemanes. El empleado no siente la empresa", comenta.

Viveros Gutiérrez ha iniciado este año una colaboración en forma de patrocinio con el VRAC Quesos Entrepinares con el objeto de "echar una mano al club", al que le une un vínculo de amistad. En este sentido, reconoce que, a pesar de que conoce poco el rugby y por trabajo no puede acercarse más a Pepe Rojo, éste le parece muy bonito e interesante. De hecho, asegura que le gustaría tener más tiempo libre para disfrutar de sus bondades, pero aclara que los domingos los dedica a recorrer "los invernaderos y controlar la producción", lo que da fe del férreo compromiso, cuasi esclavo, que guarda para con su empresa.