Así lo explica Roberto Aragón, uno de los tres hermanos que gestiona la bodega dando lustre al trabajo iniciado por su padre, Amalio Aragón, quien en la década de 1970 empezó a adquirir las mejores parcelas de viñedo en la Ribera del Duero, con uva cien por cien tempranillo que ahora sirven para elaborar su gama de vinos.

El Rosado de Silos combina la potencia y la elegancia de un vino rosado elaborado a partir del fruto de viñedos viejos, y el Joven de Silos expresa el perfume floral y jugosidad de un joven Tempranillo sin roble. El Cillar de Silos destaca por la pureza de su fruta y es refrescante y equilibrado. El Torresilo es el más intenso de la gama y tiene el carácter propio del enólogo Óscar Aragón. La máxima expresión de la elegancia de la variedad Tempranillo es el vino La Viña de Amalio, un vino boutique que nace de una única viña y del que se elaboran muy pocas botellas en años de calidad excepcional, con una textura sedosa y una sutil complejidad.

Variedades que actualmente exportan a países tan dispares como Suiza, Estados Unidos, Perú, Costa Rica o Australia. Exportaciones que suponen el 35 por ciento del total de las ventas que facturan (unos 1,8 millones de euros).

De las tripas de sus instalaciones salen unas 350.000 botellas al año, cifra que contrasta con las 25.000 que se embotellaron en 1996. Muestra de su crecimiento "sin prisa pero sin pausa" y que les ha llevado a que sus caldos sean acogidos con entusiasmo fuera de nuestras fronteras.

Y es que, según desprende Roberto, la situación dentro de nuestras fronteras es tan complicada que la exportación resulta primordial para sostener el ritmo de ventas. La crisis, agravada en el sector de la hostelería, auspicia que el mercado nacional decrezca a medida que aumenta en el exterior.

De ahí que incida en incrementar el volumen de exportaciones de sus vinos y se hayan marcado el objetivo de que el cincuenta por ciento de sus ventas dentro de dos años correspondan a exportaciones.

Tienen mimbres para ello, dada la calidad de sus caldos y su ímpetu por seguir creciendo sin desviarse de la realidad. "Con los pies en el suelo", asevera Roberto, quien, al ser cuestionado por los premios que han recibido sus vinos, desliza la humildad necesaria para no vanagloriarse en exceso y estancarse.

Sus viñedos y su forma de elaboración han hecho Cillar de Silos un productor de culto en la Ribera del Duero, como así atestigua el Oxford Companion to Wine, que lo considera el "principal candidato" para el título de elaborador de los mejores vinos de la Ribera del Duero.

"Los premios (en 2010 ganó con su Torresilo el máximo galardón en el International Wine Challenge, uno de los concursos de vino más prestigiosos y rigurosos que existe) no son lo importante y, aunque está bien recibirlos, porque quiere decir que el trabajo está bien hecho y es importante para el consumidor, no hay que hacerles demasiado caso", explica Roberto Aragón, responsable de la faceta comercial de la bodega, la cual se ha incorporado esta temporada a la nómina de patrocinadores del VRAC Quesos Entrepinares.

Es su primera incursión en la colaboración con el deporte y asegura estar contento de poder apoyar una práctica que no conoce en demasía pese a que su hermano Óscar, el enólogo de la bodega, llegó a practicarlo. Eso sí, aclara que está encantado de colaborar con la entidad quesera, que este vínculo no se romperá casi con toda seguridad la próxima temporada y que el rugby le parece un deporte "muy noble" y en el que existe "un gran respeto"

"No he tenido oportunidad de ir a Pepe Rojo todavía pero lo haré en breve. Sé que se respira un muy buen ambiente y por eso estoy con muchas ganas de comprobarlo "in situ", manifiesta Roberto Aragón, quien -huelga decirlo- está más que invitado (también toda su familia) a disfrutar del mejor rugby de España en los campos de Pepe Rojo y celebrar una nueva victoria con uno de sus afamados brebajes. Mejor… imposible.