Nuestro protagonista es madrileño, nació el día de San Godofredo del año 1999 (4 de mayo) se ha criado en el seno de una familia numerosa, tiene tres hermanas y es el benjamín de los López-Rodríguez.
El veneno del rugby le llegó como a tantos otros niños por vía paterna. Javier (su padre comparte nombre y apellido con el hijo varón) jugó en el conocido Teca Rugby Club que en los años 70 y 80 tuvo renombre en el rugby español y tras fusionarse con el C.E.U. supuso el embrión del que surgió el actual Club Alcobendas Rugby.
A los tres años, Javi (así le gusta que le llamen) ya daba sus primeras carreras con el balón, pero era demasiado niño y sus padres decidieron que practicase pre-deporte en el colegio, de modo que fue rotando por varias modalidades deportivas en compañía de una de sus hermanas. Aprendió baloncesto, judo y vóley hasta que con ocho años volvió (esta vez definitivamente) a correr con un oval entre las manos en la cantera de Alcobendas Rugby. Años más tarde su padre comenzó a colaborar con el XV de Hortaleza y nuestro protagonista le acompañó pasando a vestir la conocida camiseta negra.
A pesar de su juventud, Javi no ha parado quieto un instante. Tras su etapa madrileña viajó a Inglaterra a los diecisiete años para permanecer durante un curso mejorando la lengua inglesa, estudiar y jugar al rugby. Lo hizo en el Henley College, filial de la extensa Academia de los London Wasps, célebre equipo londinense de la Premiership. Al concluir esa temporada pasó a jugar en División de Honor B con el histórico Club Deportivo Arquitectura Rugby (el segundo equipo español con más campeonatos de liga) y no lo debió hacer nada mal porque la temporada siguiente fichó con el Club de Rugby Ciencias de Sevilla para jugar en la máxima categoría española, la División de Honor.
Su experiencia a pesar de la juventud fue recompensada con las internacionalidades con España Sub 18 y España Sub 20 logrando el subcampeonato de Europa en la final que se disputó en Coimbra en 2019
La progresión de Javi López ha sido imparable. Tras la experiencia sevillana retornó a Madrid para formar parte del club donde comenzó a jugar de chaval. A priori no tenía fácil participar en muchos partidos pero la suerte, el azar o el destino quisieron que jugase veinte partidos en División de Honor con un equipo “gallito”, Alcobendas Rugby, con el que disputó la final de Liga y la final de Copa. Perdió la primera, logró la segunda, pero lo más valioso de la temporada fueron los muchísimos minutos que disputó como titular y haber logrado ser el máximo anotador de puntos de la categoría (189) y máximo anotador de puntos con el pie.
Ha sido uno de los fichajes sorpresa del verano cuando decidió abandonar Alcobendas para recalar en el VRAC y lo hizo fichando por dos años con la rúbrica en su primer contrato profesional, algo que él deseaba con muchas ganas. Además de jugar al rugby estudia el grado de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte (CAFYD) en la Universidad Europea Miguel de Cervantes.
Este verano protagonizaste uno de los fichajes sorpresa del verano. Pasaste del campeón de Copa al campeón de Liga. ¿Cómo recuerdas aquellos intensos días?
Lo recuerdo como un momento difícil pero a la vez con mucha ilusión. Yo sabía que dejaba atrás algo importante para mí pero a la vez conocía que iba a un club donde iba a ser capaz de conseguir todos mis objetivos personales.
¿Cómo ha sido tu incorporación a la ciudad de Valladolid y al VRAC, tu nuevo club?
La incorporación ha sido genial. El único detalle negativo es la lesión que me produje en el primer partido de liga. Me hubiera gustado jugar todos los partidos y conocer más a los chicos dentro del campo. El recibimiento ha sido espectacular, todos me han tratado muy bien, todo el mundo me ha acogido con los brazos abiertos así que en ese sentido un diez.
Has decidido colaborar entrenando a los dos equipos femeninos junto con Iván Repiso “Mc Fly” y Manín Sanzo que venían haciendo un gran trabajo. ¿Cómo ves a las chicas, qué presente y futuro les espera?
Es importante involucrarse con el club y más si vienes desde fuera y no tienes una barrera como el idioma. Decidí incorporarme con las chicas, trabajan muy bien, entrenan muy bien. El presente es que hay un nivel alto como para intentar subir a División de Honor B, que es nuestro objetivo.
Tenemos un montón de jugadoras en formación y eso significa que si hacemos un buen trabajo y dentro de tres o cuatro años esas chicas siguen en la órbita del equipo llegarán a categoría sénior con las bases aprendidas, no tendremos que enseñarlas nada nuevo porque lo habrán aprendido tiempo atrás.
El comienzo de temporada no ha sido bueno ni para ti ni para el VRAC. Demasiadas lesiones, falta de jugadores importantes por llegar, parones por la selección española, ausencias… ¿Cómo lo estás viviendo?
Es una situación complicada porque se han juntado muchos factores, algunos de los cuales ni siquiera se pueden controlar. Está siendo difícil pero si al final nosotros logramos algo esta temporada va a ser gracias a que ahora mismo atravesamos un momento duro y nos estamos haciendo a nosotros mismos, nos estamos construyendo como equipo en torno a una situación difícil.
Creo que en el momento que nos compactemos y nos hagamos un grupo fijo con una buena base va a ser muy complicado ganarle a este VRAC. Ahora estamos en un proceso de juntarnos, de coger ritmo juntos. No hemos tenido buenos resultados pero en el momento que nos acoplemos va a ser muy difícil enfrentarse con nosotros.
¿Qué esperas lograr en esta etapa de tu vida tras haber firmado un contrato de dos temporadas? Cuéntanos tus proyectos actuales y futuros.
Seguir creciendo como jugador, seguir aprendiendo y en dos, tres años llegar a lograr ser el jugador que quiero y con el nivel de juego que pretendo. Desde el punto de vista deportivo quiero seguir compitiendo al máximo nivel y optar a lograr títulos. Desde un punto de vista personal quiero finalizar mi carrera y también anhelo asentarme con solidez en un lugar. Estoy muy contento con Valladolid y con el VRAC y me gustaría convertirme en un hombre de club y que trabaja por su club. No me gustaría ser recordado como una persona que pasó por aquí un par de años, que jugó y era un buen chaval. Pretendo establecer raíces y construir. Si el club me necesita a mí me encantaría permanecer muchos años jugando y trabajando por y para el VRAC.