Sin lugar a dudas, la peor noticia de una mañana, la del pasado viernes, aciaga para los intereses del VRAC sub 21, el cual cosechó su primera derrota en Primera Nacional a manos del Aparejadores de Burgos tras un partido gris en lo ofensivo.

El equipo quesero era consciente de que el envite no se iba a parecer al de la temporada pasada ante el mismo equipo. Conocía la calidad de algunos de sus jugadores en puestos clave y por ello la conjura residía en guardar una gran concentración en el juego al pie, no errar placaje alguno y conservar la posesión en campo contrario.

No pudo ser y el VRAC sufrió un golpe de castigo y un ensayo en menos de dos minutos (0-7). No era capaz de alargar sus posesiones y jugar con temple, algo que complicó la lesión de Álvaro Sagarra. Por aquel entonces, la Ley de Murphy se estaba cebando con el bloque vallisoletano, el cual se armó de paciencia y empezó a creer en su juego, lo que contribuyó a que acaparase el oval y diese la vuelta al marcador con un ensayo y un golpe transformado antes de la conclusión del primer tiempo.

En el segundo acto, Aparejadores de Burgos buscó las circunstancias que propician su juego. Ensució el juego y desactivó la profundidad quesera. Apeló a su experiencia y con tres ensayos privaron a los pupilos de Juan Bedate y Jorge Gañán mantener su condición de invicto (10-26).

Una jornada lánguida de la que, a buen seguro, se extraerán positivas lecciones. La experiencia es un grado y los jóvenes jugadores queseros no tienen mucha, algo que suplen con su ímpetu y sus ganas de aprender.