Nueva etapa que la familia del VRAC, su familia, desea que sea lo más satisfactoria posible a pesar de que extrañará su por siempre voluntarioso despliegue y la contagiosa alegría que porta por santo y seña.
Júbilo que hoy, a escasos tres días de viajar a tierras francesas, está difuminado. "Estoy triste. Desde que llegue el club me ha tratado como a un jugador de casa, con mucho cariño y respeto. Tengo que decir gracias al club, a los compañeros, a la afición…", anotó.
Agradecimientos que personificó sobre todo en sus compañeros, quienes le enseñaron el castellano "a su manera", bromeó, y en el presidente del club, José Antonio Garrote, quien le ha ayudado "mucho con las cosas de fuera del campo", explicó Glen Rolls, que cuestionado por sus mejores recuerdos, discierne entre los títulos y los grandes partidos y el "rollo" con los compañeros.
"Deportivamente, están las Ligas y los títulos ganado aunque el mejor recuerdo que tengo es unas semifinales de Copa ante El Salvador que ganamos cuando ellos estaban muy fuertes. Nadie lo esperaba. Sin embargo, mis mejores recuerdos van a ser los ratos que he pasado con todos los compañeros y miembros del club, quienes me han tratado como si fuese de su familia cuando la mía está en el quinto pino. Para eso juego el rugby, para disfrutar y aquí lo he hecho y mucho", aseveró Glen Rolls, que prometió volver si se reúnen las condiciones oportunas.
Y a buen seguro el club recibirá con las puertas abiertas a un jugador que ha dejado una gran impronta y que desde el primer día se integró a la perfección. Un neocelandés y vallisoletano al que el VRAC Quesos Entrepinares le desea la mejor de las suertes en esta nueva aventura, en la que a buen seguro demostrará la gran calidad que atesora. Hasta pronto Rolson…