Sólo hay unas palabras que definan este momento, ¡ A la final!, me caracterizo por intentar sacar lo positivo de los partidos y, en ese mismo camino, creo que el equipo reaccionó bien en la primera parte a un marcador de 0-10, metiendo 21 puntos seguidos y ponernos por delante. Pero también debo comentar las cosas malas o buenas del contrario, como una segunda parte con más imprecisiones que de costumbre, se pareció en ese aspecto al último derbi jugado esta temporada, y una presión en delantera del combinado cántabro, tanto en moul como en melé que hizo crujir nuestra bisagra y nos dio varios quebraderos de cabeza.
Empezando por las dos semanas de parón después del último partido de la temporada regular contra Cajasol Ciencias. Los entrenamientos físicos, combinados con nuevos movimientos de touch, marcaron el día a día. Todos teníamos ganas que llegarán ya los partidos decisivos, ya sea para superar la tensión o para irnos de vacaciones, como me comentaba alguna novia de algún compañero. También hablé en el descanso con Diego Gorosito que se notaban las dos semanas sin jugar, que para algunos fueron tres porque descansaron en el último partido.
Sabíamos, del rival, que era un equipo duro, rocoso y que jugaba al límite en muchas situaciones. Un equipo que basa su juego en su delantera y más aún si faltan dos piezas claves de sus tres cuartos como son Ignacio Contardi y Conrado Chiappero. Por ello incidieron más en su empuje de delantera, y para qué negar que nos hicieron daño.
No me gustaba el ambiente de euforia o de que estábamos en la final que reinaba sobre los aficionados, porque todos habíamos oído que les ganaríamos fácil, que jugando como en la segunda parte de la final de Copa del Rey, etc. Es cierto que un trabajo constante de Samuel Román, día tras día para que no nos confiáramos, con frases como: " Nosotros tenemos mucho que perder y ellos mucho que ganar". Yo creo que los jugadores sabíamos del riesgo del contrario y de los problemas que pasaríamos si nos relajáramos, sabíamos que perdimos en su campo en liga de tres puntos, ganamos en Pepe Rojo tras un fallo en su transmisión de balón que aprovechó Nacho Gutiérrez Muller para incrementar nuestra ventaja, y que en la final de Copa del Rey, al descanso perdíamos de nueve puntos. Por lo que creo que nadie estaba confiado dentro del vestuario. Sobretodo dar la enhorabuena a BATHCO Santander por una espectacular temporada en su primer año en la élite del rugby nacional.
Finalmente pudimos ganar y dedicar el triunfo a nuestra afición y a los numerosos equipos de niños de categorías inferiores que se daban cita en los distintos campeonatos de España que organizaba nuestro club, y que todos los años congregan en Valladolid a más de 1.000 niños con sus respectivos padres y entrenadores.
Escribo estas líneas el domingo por la mañana, sin conocer al rival de la final que como sabréis esta entré el Hermi El Salvador y el Complutense Cisneros. Decir que mucha gente me preguntó ayer que equipo prefería, y siempre respondí que me daba igual, y no por superioridad o chulería sino porque creo que cualquiera de los dos son equipazos, El Salvador con una delantera y una tres cuartos grande y potente; y Cisneros con una delantera más móvil pero con uno de los jugadores de la temporada como Tiago Girao, y una tres cuartos compuesta por varios integrantes del equipo de Seven español. Así que cualquiera de los dos va a ser difícil.
Solo queda una batalla para terminar la guerra, necesitamos vuestro apoyo. Queremos hacer historia y que vosotros también seáis parte de ella. VIVA EL VRAC, VIVA EL QUESOS Y VIVA SU AFICIÓN.
Iñigo Ribot Fernández