Tras la final de Copa disputada en Villajoyosa, en una reunión en círculo y abrazados tanto cuerpo técnico, médico y plantilla, Nakayama avanzó que su compromiso con el equipo de División de Honor disminuía. No fue una despedida, pues tiene claro que aquel fatídico encuentro ante el Cetransa El Salvador en el exilio alicantino seguramente no será su último partido en la élite.

"Lo que voy a hacer va a ser entrenar menos y jugar con el segundo equipo. Si juego con el equipo de División de Honor será en contadas ocasiones. Lo que sí tengo es más limitaciones a la hora de viajar", comentó Nakayama, al que el trabajo y la familia le obligan a dar este paso.

Sin embargo, reconoce que el rugby es como una droga de la que cuesta desengancharse, pues aún mantiene viva la llama de la ilusión por competir y seguir disfrutando de un deporte al que lleva ligado al máximo nivel 23 años. "¿Dejarlo de golpe?¿Qué voy a hacer con tanto tiempo libre", bromeó el jugador.

"Haré la pretemporada casi al completo y después ya iremos viendo. Lo que está claro es que, para un jugador como yo, el más bajo de la liga y con unos cuantos años encima, tengo que estar en un estado muy óptimo para rendir bien. Me resisto a la retirada, pero cada vez está más complicado porque la gente de abajo viene presionando", indicó.

Bajará el pistón. Y lo hace justo después de su temporada "más completa". "No hay ninguna pócima mágica. Se trata de entrenar al cien por cien, con intensidad y la misma ilusión que se tenía cuando empezaba. También tener suerte con las lesiones y, en los dos últimos años, la he tenido", añadió.

Una campaña en la que su contribución en el terreno de juego ha sido importante, sin lugar a duda, así como su saber estar y sus tablas. Un año sobre el que efectuó el siguiente balance: "El quinto puesto en Liga nos sabe a poco. Hemos sido bastante irregulares tanto fuera como en casa. Hemos resentido no tener la plantilla al cien por cien durante un buen tramo de la competición. En la Copa, el equipo ha hecho el rugby que queríamos menos en la final, el que ha sido el peor partido del año, que nos deja un mal sabor de boca".

"Vamos a mirar hacia adelante, aprendiendo de los errores y quedándonos con lo positivo, es decir, el buen rugby de ataque que en algunos momentos de la temporada hemos practicado", sentenció Nakayama, un jugador mítico de la historia del VRAC Quesos Entrepinares que se aferra al deporte que ama en el club que adora. Mucha suerte Haru.