Nos lo explica su propietario, Toño Francia, quien enseguida desprende la felicidad que halla bajo la tenue luz de "The Boss", el negocio familiar que, ahora, él capitanea siguiendo la estela de su padre y sus tíos, quienes lo adquirieron en el año 1982, después de que un grupo de empresarios kuwaitíes no supiesen sacarle el jugo que ellos sí lograron exprimir.

Una historia que coincide con el Mundial de 1982, con Naranjito y uno de los episodios más hilarantes de la historia de los campeonatos del mundo de fútbol vivido, precisamente, en un novísimo estadio José Zorrilla y con un jeque kuwaití de por medio en un Francia-Kuwait. Lo recuerdan… ¿Quién no?.

Francia ganaba por 3-1 a Kuwait en primera fase del Mundial 82, cuando Giresse logra el cuarto tanto justo después de que un silbato suene en la grada y el árbitro Stupar ordene seguir. Ante el asombro del respetable y la pasividad de la fuerza pública, el jeque Fahid al-Sabah, presidente de la federación kuwaití, salta al campo, ordena a su equipo que se retire y sostiene con el colegiado un largo diálogo en el que según algunas fuentes llega incluso a blandir un puñal. Increíblemente, el árbitro se retracta y anula el gol, en una situación sin parangón en partido alguno.

Curioso relato que marcó el comienzo de la trayectoria de The Boss, pub de corte irlandés que anteriormente también se llamó Molina 7 y Black Rose. Un clásico de Valladolid que, ahora, rinde tributo con su nombre a uno de los maestros del rock con mayor compromiso social, Bruce Springsteen. Otro "clásico".

Toño Francia lo explica con todo tipo de detalle y con una sonrisa algo más que marcada y honesta. Desliza que desde que The Boss es The Boss, sufrió un leve cambio de "look" que hace del bar más acogedor. "Tenemos dos ambientes. Desde por la tarde se puede estar tranquilo en cualquiera de los sofás y rincones que tenemos en los que se encuentra una gran privacidad y por la noche, desde las 10, buenas copas y la mejor música española. Queremos que la gente se lo pase bien y se sienta como en casa", asevera.

No obstante, no se estancan y ya tienen proyectado cerrar la terraza de fuera con una carpa y servir un vermú acompañado de viandas. Todo sea por renovarse y al menos mantener el "buen" volumen de negocio que The Boss arrastra. Un bar que seduce a adolescentes y a clientes que superan el medio siglo. "La gente está aquí muy agusto", matiza.

Como también se encuentran jugadores, cuerpo técnico, directivos y masa social en los terceros tiempos del VRAC Quesos Entrepinares que, desde principio de temporada, se celebran entre sus paredes. Toño Francia está "encantado" de ejercer de maestro de ceremonias, puesto que jugó al rugby en el VRAC y su familia siempre ha estado muy vinculada a la entidad quesera.

"Estoy muy contento. Todo el mundo se porta muy bien y se lo pasa mejor. El rugby me ha dado amigos que son para toda la vida y creo que hace a la gente más noble. Espero que sigamos manteniendo este vínculo la próxima temporada", sentencia Toño Francia a la conclusión de esta entrevista, en la que el pulcro sonido de David Bowie no interfirió ni las preguntas ni las respuestas acerca de la acogedora calidez que el cliente encuentra al bajar las escaleras más famosas de la calle María de Molina.