Empero, se va relajando con el paso de los minutos. No es el Bio Frutas. Está cómodo. ¿Medalla para el interlocutor? ¡Qué va!…

Comenzamos preguntándole por la lesión que le ha tenido dos meses y medio en el dique seco, devorándose las uñas por no poder ayudar al equipo con su ausencia de miedo a los golpes, a atravesar las retaguardias adversarias con su tamaña gallardía.

Una fractura de radio que le ha dejado una larga cicatriz en su antebrazo. Imagen que acompaña con una radiografía tras la operación a la que fue sometido. No es la primera. Esperemos que sí la última aunque parece poco probable.

Y es que, a renglón seguido y como un pasodoble, hizo memoria para detallar las fracturas y operaciones a las que ha sido sometido, todas menos una jugando al rugby. Nariz, pulgar, hombro, brazo, diente… Unas ocho fracturas y cuatro o cinco operaciones a sus 24 años de edad. Casi nada.

Muestra demasiado tangible del furor, la fiereza en miniatura (mide 1,73 y apenas pesa 70 kilogramos) con la que acude al fragor de la batalla ovalada. No tiene miedo a los golpes, mas bien, sólo se empieza a preocupar cuando tiene enfrente a un jugador de su tamaño. "Si está ahí es por algo. Llevo toda la vida pegándome con gente más grande que yo. Los grandes son más predecibles que los ‘pequeños", desliza.

Él llegó al rugby por tradición familiar. Jugaba con su padre de pequeño y la falta de efectivos en el equipo de su hermano auspició que contactase con la competición que hoy en día le embelesa. No obstante, es un deportista exacerbado y antes de decantarse con doce años por el rugby probó una inmensa y sorpresiva caterva de prácticas deportivas.

Fútbol, fútbol 7, fútbol sala, judo, kárate, salto de trampolín, baloncesto, natación… "Compaginé el salto de trampolín con el rugby hasta los doce años. Entonces me decidí por el rugby, o el rugby se decidió por mí", bromea Sergio Fernández "Mini", que anota que era la práctica ovalada era y sigue siendo con la que más tensiones liberaba.

"Era distinto a otros deportes, en los que iba, lo hacía y me volvía. El rugby me gastaba más tiempo y me gustaba más", afirma el ala, quien por aquel entonces militaba en las categorías inferiores del Canoe hasta que, con 18 años, se fue un año a Inglaterra, concretamente a Londres, para vivir su particular "Erasmus rugbístico" antes de iniciar los estudios de Educación Física en Madrid.

A su retorno, se enroló en las filas del CRC Madrid justo cuando el club madrileño vivió sus años de esplendor. "Lo ganamos todo pero fueron años raros. Apenas jugué aunque me ayudó bastante ir a la selección española sub 21", explica Sergio Fernández "Mini" quien, al término de esas temporadas de luces y sombras y gracias a la amistad que había granjeado con Francisco Blanco, recaló en el VRAC Quesos Entrepinares.

Entretanto, y fruto de esa carácter frenético que vertebra su vida, nos detalla que si bien ha probado multitud de deportes, también se ha batido el cobre en casi todas las posiciones del rugby. "Empecé de centro, luego fui talonador, tercera línea, zaguero y ahora ala. No paro. Soy un poco-demasiado activo", atestigua.

– Ya nos habíamos percatado, respondemos.

– Ahh, se me había olvidado. En verano hago boxeo, dice

– ¿Cóooomo?…

No para quieto. Combustión que desde hace cuatro temporadas pone al servicio del VRAC Quesos Entrepinares, donde ha hallado "buena gente", un club que "cuida la cantera" y le ofrece la competición que reverencia y le apasiona. "Es lo que más me gusta del rugby. La competición. Cuanto más complicado e igualado es un partido más disfruto. También me gusta este deporte porque uno sólo no hace nada", señala.

No en vano, le inquirimos por sus virtudes y sus defectos. Por sus cualidades y sus facetas a pulir. La respuesta es tajante. "Mi virtud es que doy todo, no me guardo nada. Debo mejorar en todo. Siempre se puede mejorar en algo. Si alguien cree que es perfecto en algo se equivoca", anota el ala del VRAC, quien ha encontrado en Valladolid el "yan" de su carácter.

Una ciudad "tranquila" por la que se puede desplazar en bicicleta y mofarse de los exasperantes atascos de su Madrid natal. "Aquí estoy muy a gusto", asevera Sergio Fernández "Mini", quien ya acabó la carrera de Educación Física a orillas del Pisuerga.

Está a la espera de que se convoquen oposiciones. Mientras tanto, exprime su pasión por el rugby y aprovecha, en su tiempo libre, para esquiar o descansar en la playa, otras de sus aficiones. Sin embargo, aún queda el tramo decisivo de la temporada, la semifinal de la Liga, paso previo para reeditar la algarabía, el júbilo, la satisfacción vivida el año pasado con la consecución del título de Liga. "Espero repetirlo. Quiero en las semifinales a El Salvador. Me rompí contra ellos y perdimos el partido. Quiero revancha", agrega "Mini", quien, para concluir, indica que tiene muchas manías y supersticiones que repite antes de los partidos.

– No las voy a decir, asegura.

– "Dont worry", ya llevamos casi dos horas. Más que suficiente. Hasta la próxima…